¿Qué tocadiscos debo elegir?

Muchas personas que se están iniciando o planean iniciarse en la afición a los discos de vinilo, me han consultado sobre qué tocadiscos es el más apropiado para comenzar.

La respuesta a esta consulta no es fácil y depende de varios factores, entre los que yo destaco el presupuesto, el equipamiento al que se pretende acoplar el tocadiscos, el grado de fidelidad que se desaea obtener y el gusto personal.

Cosa de gustos

El gusto personal es importante, pues definirá el resto de los factores a evaluar si es que se prefiere una tendencia de diseño determinada (moderna, vintage, clásico, etc.), una marca en particular o cualquier otra característica especial a buscar. Dentro de esta evaluación, por ejemplo suelo recomendar los tocadiscos con mecanismo "belt drive" en lugar de los "direct drive".


¿Belt drive o direct drive?

El tipo de mecanismo de rotación del plato es la primera característica en la que se detienen los expertos. "Direct drive" significa que el plato es movido directamente por el motor eléctrico. Esto garantiza un movimiento ágil y una velocidad constante. Además, es prácticamente imposible que el mecanismo se descalibre a menos que haya un problema en el motor.

Este tipo de tocadiscos es el preferido por los DJ debido al gran estrés al que exponen sus equipos por los constantes cambios de velocidad que necesitan hacer para producir los efectos sonoros que buscan.

La gran desventaja de los tocadiscos "direct drive" es que al transmitirse el movimiento directamente desde el motor al plato, se transmite también el ruido que el motor produce al girar. Es cierto que el ruido es muy bajo y hay equipos que logran atenuarlo muy bien, no obstante es imposible que desaparezca totalmente y oidos exigentes como los de los audiófilos y aficionados a la música en vinilo lo notarán sin duda.

Por otro lado, los tocadiscos "belt drive" transmiten el movimiento del motor al plato mediante una correa o polea. Esto tiene por consecuencia un movimiento mejos ágil al partir y al detenerse y la posibilidad de que la tensión de la correa varíe a causa de la temperatura, la presión o el desgaste, lo que causará que la velocidad de rotación no sea completamente constante, aunque siempre existe la posibilidad de corregirla fácilmente.

La enorme ventaja del "belt drive" es que a través de la correa no se transmite el ruido del motor, lo que no suma distorsión a la reproducción del disco. Esto es precísamente lo que buscan los audiófilos y aficionados a la música en vinilo. Además, en general los tocadiscos "belt drive" son más baratos que los "direct drive".

Mercedes Benz con motor de citroneta

Otro factor importante a tener en consideración al escoger un tocadiscos es el resto del equipamiento con que se cuenta, y al que se pretende incorporar la tornamesa.

Es usual que los audiófilos tengan equipos de alta fidelidad, marcas de gran prestigio y elevados precios, no obstante esto no obedece a un afán de lujo ni a seguir una moda, sino a algo estrictamente funcional. Ellos persiguen un sonido de calidad, no simplemente alta potencia, bajos reforzados, efectos digitales, luces y colores; y lógicamente ese sonido de calidad lo entregan equipos de calidad.

Existen tocadiscos de altísimo nivel orientados a satisfacer los exigentes oídos de los audiófilos, no obstante muchas de las fantásticas características de estos tocadiscos se anulan al conectarlos a equipos que no siguen la misma línea. De nada servirá por ejemplo conectar una tornamesa "high-end" con terminales de oro a un equipo de sonido minicomponente con terminales de alumninio, seguramente sonará igual que una tornamesa común.

Lo que sugiero en este sentido, es que si se está empezando en la afición al vinilo seguramente se cuenta con equipos domésticos, y a esos equipos no hace falta conectar tornamesas de las más avanzadas y más costosas, sino que un buen tocadiscos sencillo bastaría. Más adelante, al ir siguiendo esta hermosa afición seguramente se tendrá la posibilidad de ir mejorando los equipos.

¿Cuánto?

Como ya lo he mencionado en el punto anterior, no es necesario desembolsar grandes cantidades de dinero para iniciarse en la afición a los discos de vinilo. En mi caso personal, la primera tornamesa que tuve es una Sony que aún tengo y funciona perfectamente. El modelo exactamente no recuerdo cual es, pero es una de los años 90 con mecanismo "belt drive". La compré en una feria libre (algo así como un mercado de las pulgas) en un barrio de Santiago por $5.000 (unos 10 dólares). No tenía aguja así que más tarde debí comprar una que me costó unos $10.000 (20 dólares aproximadamente). Ya podrán hacerse la idea de la ganga que me salió, en circunstancias que una tornamesa similar, igualmente usada en internet se vendería por no menos de $50.000 (unos 100 dólares).

Recomiendo ampliamente comenzar buscando en el mercado de artículos de segunda mano. Realmente es posible encontrar equipos de gran calidad por precios muy convenientes, incluso superando las características de los equipos nuevos que se podrían comprar por el mismo precio.

Suena bién


Finalmente, el tocadiscos que escojas será el que mejor satisfaga tus necesidades y que se ajuste a tu presupuesto. Seguramente no te decepcionarás, tendrás de qué presumir con tus conocidos y habrás dado el primer paso en esta bella afición. Si tienes alguna duda y quieres un consejo sobre algún equipo no dudes en contactarme.


Por Adolfo Carreño (@adocarreno)